Quién soy

20 años de pasión por la cocina

Llevo toda la vida dedicándome a mi gran pasión, la cocina. Tengo 36 años y, junto a los socios que formamos el Grupo Lancaster, soy responsable de seis establecimientos, todos ellos en Castelldefels, donde resido desde los 8 años. Es aquí donde he crecido como cocinero.

Mi familia, mi pareja, buena parte de mis amigos, mi pasión por la naturaleza y por los productos de temporada se concentran aquí, tan cerca de la ciudad de Barcelona. Mi padre y mi hermana están detrás de mi acercamiento a los fogones. Gracias a ellos me formé en l’Escola d’Hostalatge i Restauració de Barcelona. Allí, poco a poco, fui probando todo tipo de ingredientes y me acostumbré a estar cerca del fuego.

Aprendiendo con los mejores

El Gran Hotel Rey Don Jaime de Castelldefels fue el lugar donde realicé mis prácticas al cumplir la mayoría de edad. Después tuve la inmensa suerte de aprender de los mejores cocineros del mundo. En Donosti trabajé en el restaurante Arzak, de Tres Estrellas Michelin, junto al prestigioso Juan Mari Arzak. Más tarde, volví a casa para pasar tres meses en el Hotel Playafels y, ya con 26 años, aterricé en el Dos Mas, primer restaurante en el que fui responsable de cocina. Más adelante, crecí en El Bulli al lado de Ferran Adrià y, también, en el Celler de Can Roca, ambos con Tres Estrellas Michelin.

De profesor a empresario

Uno de mis grandes momentos de realización profesional llegó cuando tenía 27 años, al convertirme en profesor de la Escola d’Hostaleria de Castelldefels, una etapa que para mí fue todo un reto, por la responsabilidad que conlleva enseñar a las generaciones del futuro. Cuando salí de la escuela, había cambiado. Fue entonces cuando al ver un cartel de un banco, no me lo pensé: fui a pedir dinero para empezar mi negocio, y junto a mis socios, fundé el Grupo Lancaster, cuyo primer fruto fue la empresa Lancaster Events.

Tras esta primera incursión en la gestión gastronómica, me puse al frente del restaurante Lancaster Beach Club, ubicado en el centro deportivo Áccura de Gavà Mar. Allí, no sin esfuerzo, trabajé en la cocina tradicional y en los menús saludables dirigidos a deportistas. Mi trabajo allí fue de hormiga: poco a poco fui logrando mis metas.

En 2010 surgió la oportunidad de arrancar un proyecto delante del mar, pisando la arena, con una cocina desenfadada: un local divertido y querido en nuestras playas. Así nació el chiringuito Carita Morena, en el Passeig Marítim de Castelldefels, hoy un referente en la localidad. Cinco años más tarde surgió el chiringuito El Mosquito, ubicado en la única playa natural del Baix Llobregat, en Viladecans.

Casanova Beach Club: el origen de mi cocina fusión

En 2014 llegó el mayor reto que había vivido hasta la fecha: la fundación de un restaurante cuya fama ha trascendido esta población; un proyecto nuevo en el que tenía puestas muchas expectativas, y en el que fusioné tres tipos de cocina. El Casanova Beach Club fue el primer restaurante delante del mar de Castelldefels. Hoy ocupa a 60 trabajadores y funciona los 365 días del año. En este local, los comensales pueden degustar nuestro menú y bañarse después en la piscina, tomar una copa e incluso disfrutar de actuaciones en vivo. Hoy podemos decir con orgullo que el Casanova ha traspasado fronteras, recibiendo a clientes de todo el mundo.

Fue precisamente en el Casanova Beach Club donde pude dar rienda suelta a la cocina fusión, estilo en el que me encuentro cómodo y que es resultado de todo lo que he visto y aprendido durante la vuelta al mundo, que realicé en 2015. Aquellos momentos en Tailandia, Bali y Australia han marcado mucho mi forma de cocinar, y hoy disfruto mucho sorprendiendo a mis huéspedes con la fusión de sabores de Asia y el Mediterráneo; con sabores traídos de distintas partes del mundo.

No obstante, he mantenido mi amor por la cocina de proximidad, en gran parte, gracias al pueblo de mis padres, Salvacañete, en Cuenca, de tan sólo 300 habitantes, donde desde joven me han inculcado el respeto por la naturaleza. Allí salía con mi abuela a buscar setas, una afición de la infancia que sigo manteniendo y un lugar al que siempre me gusta volver. Cuando no estoy allí, trabajo día tras día para lograr que las experiencias de nuestros invitados sean únicas, con la mirada puesta en las oportunidades que me concede el futuro.